Ana
- Severa Flor
- 23 ago 2020
- 1 Min. de lectura

Ilustración: Angélica Álvarez
Recuerdo que a los catorce años me mudé con mi familia a una nueva casa y el primer fin de semana, después de estar allí, salí a pasear con mi perro a eso de las seis a. m. De pronto un ‘tipo’ (que iba en una moto y tenía puesto un casco) me abordó y me dijo:
-¿Conoce dónde vive Amparo?
– Yo no sé quién es, ¡Váyase! – Le dije con un tono de voz desafiante para ocultar el miedo y la sorpresa. Aproveché y me alejé.
- No se vaya, yo sé que a usted le gusta- decía.
Seguía insistiendo y mi negativa era mayor, el miedo, mucho más. Solo pensaba que ese hombre me iba a violar o me iba a llevar lejos de casa. Lo cuento ahora, con veinticinco años porque soy consciente de que uno no debería sentir miedo al salir a la calle, pero pasa.
Ana.
Por Brianna Márquez Cordero
Commenti