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A una copa

  • Foto del escritor: Severa Flor
    Severa Flor
  • 3 sept 2020
  • 3 Min. de lectura

Ilustración: Angélica Álvarez

 

Cuando la tuve en mis manos, quería hablar de ella, que todo el mundo la viera y lo supiera. Supongo que sospecharán de qué estoy hablando (no, no "salí del closet", ni tengo novia), pero para dejar las cosas claras: hablo de la copa menstrual y mi experiencia con ella.


Admito que la menstruación no es algo que espere con ansias (a no ser que haya tenido sexo sin protección y tenga un retraso), pero esta vez, no veía la hora de que me llegara para poder usar la copa. Aproveché la cuarentena para familiarizarme con mi cuerpo y aceptar que cada mes (aunque no me gustara): ¡salía SANGRE POR MI VAGINA y tenía que normalizarlo! Tampoco se trataba de romantizarlo, porque no es algo que sea inoloro, incoloro, insaboro, pero sí un hecho natural.


Entonces, me tiré al ruedo y empezaron los "Juegos del hambre":


PASO 1: LA ESTERILIZACIÓN


Antes de usarla, hay que esterilizarla con agua caliente, por ende, la copa se calienta (y como yo no uso el sentido común), ¡me quemé el labio inferior! (y no precisamente el de la boca, *cry in spanish*).


PASO 2: INTRODUCCIÓN Y EXTRACCIÓN


Al principio no me entraba -como todas las 'primeras veces'-: fue un tanto incómodo. Probé en varias poses, inhalaba, exhalaba, y terminé con las manos llenas de sangre y un doloroso éxito. El primer día la metí y saqué tantas veces, que cuando llegó la noche renuncié a ella porque estaba hasta el útero (literalmente lo tenía inflamado).


Había leído que realmente era muy poca la sangre que bajaba, e inclusive podía usar la copa por 12 horas sin necesidad de retirarla. Pero eso no era suficiente para mí, yo TENÍA que confirmar eso y ver la cantidad de sangre que bajaba (soy cómo el vallenato: "si me llego a morir, no la culpen a ella, culpen a mi corazón que se enamoró sin conocerla", en este caso, culpen a mi curiosidad de 'Apóstol Tomás': ver para creer y meter el dedo en la llaga). Además, sacarla tampoco fue fácil, al introducirla y por el hecho de ser cóncava, la copa genera un vacío (una especie de cámara de aire que puedes desaparecer oprimiendo la base de la copa), yo me dediqué a halar como si no hubiese un mañana.


Finalmente comprendí que los ejercicios kegel e hipopresivos ayudan bastante, puesto que fortalecen las paredes vaginales y cuando intentas meter la copa, sólo debes ponerlos en práctica y succionar. Aunque todavía sentía que tenía algo ajeno a mi cuerpo, que a este le estorbaba y daba la sensación de que cuando iba a hacer pis o del dos se me iba a salir (cosa que no pasaba), ya estaba enamorada de la copa, porque no sólo fue genial hacer ejercicio sin que nada me incomodara o tuviese miedo a mancharme, sino que también podía andar desnuda por la casa. En conclusión: ¡el periodo no existía! Era cómo una leyenda urbana que aparecía cada doce horas, y sí: realmente baja muy poca sangre, en los días de mayor flujo ni siquiera me llegaba a la mitad de la copa.


PASO 3: ADAPTACIÓN


Con el tiempo te acostumbras y dejas de sentir que tienes "algo ahí metido" (a mí me tomó dos periodos), aprendes el lugar justo hasta dónde debes meterla (eso a veces también es una razón para sentir que estorba), ya que las cavidades vaginales no tienen la misma medida y si la metes mucho o la dejas muy abajo, puede resultar incómodo. No debes dejar la copa más de doce horas, tampoco hace falta que la retires cada hora (duele, créanme). Y sí, digamos que la copa sí se convirtió en mi novia, realmente tengo una relación amorosa sexual con ella, cuido el medio ambiente, mi cuerpo, mi salud íntima e incluso hasta mental, porque dejé de satanizar muchas cosas. Mi menstruación dura dos (máximo tres) días, me puedo ejercitar con confianza, dormir tranquila y evitar "molestos olores" (cómo comercial de 'Nosotras').


Aunque no soy ginecóloga, ni sexóloga, ni médico, ni influencer, por su salud y el medio ambiente (les hablo desde mi experiencia como mujer y ser humano mortal): ¡usen la copa! ¡SALUD! y paz mundial.



Por Jhoana Gutiérrez Calderón

@espantaparrafos

 
 
 

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