De la mancha

Ilustración: Camila Tabares

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Esta no es la historia de un lugar de la Mancha de cuyo nombre nadie quiere acordarse. Es la historia de una 'mancha' que a cualquier mujer le aterraría que apareciera en su ropa.

Así que acá van algunas anécdotas 'De la Mancha' que nos ponen en aprietos y nos hacen pensar que el periodo es algo personal, único e intransferible, pero que todos compartimos porque incluso los hombres nos han salvado de muchas situaciones. A los que han sido comprensivos y nos han ayudado: gracias compañeros, ustedes han salvado la patria porque nos han hecho sentir que decir: "tengo mi menstruación" o "me llegó el periodo" no atenta contra las normas de urbanidad y buenas maneras de Carreño, qué tanto se han esforzado en enseñarnos para que aprendamos a "comportarnos" en sociedad.

YO TE CUBRO: Sonó el timbre para "el recreo" y mis amigos y yo nos quedamos en el salón de clase, estaba sentada en mi puesto, con la falda abierta. Luego, me paré para ir a comprar algo a la cafetería, cuando iba llegando a las escaleras vi que mis dos mejores amigos venían gritando corriendo hacia mí, cuando me alcanzaron uno de ellos me abrazó por detrás y me dijo: "amor, usted se manchó, dejó la silla toda manchada". Sentí vergüenza e inmediatamente me puse a llorar. Él me abrazó con mayor fuerza y me dijo: "tranquila, eso es algo normal". Y se fue corriendo a buscar algo para limpiar el pupitre. Yo seguía llorando porque no estaba preparada para eso, entramos al salón, limpiamos la silla, pusimos otro bolso y la cambiamos de puesto para cubrir el "delito". Mi mejor amiga me acompañó donde la psicorientadora por toallas higiénicas y al baño para ponérmela. A pesar de sentir mucha vergüenza, ese día me di cuenta que alguien me cubría la espalda. Con amor, Jess.

PERRITO GUARDIÁN: Mi novio era la enfermedad, el enfermero y mi compañero fiel. Cada vez que salía a la calle y tenía el periodo, me daba pavor mancharme, sobre todo cuando me agachaba a recoger algo o me paraba de algún lugar, así qué le pedía a mi novio que se hiciera detrás mío y mirara si estaba manchada, mientras yo caminaba con prisa hacia adelante. Siempre me respondía: "no amor, nada". Sin darme cuenta, lo había convertido en mi perrito faldero. Besos, Shak.

EL SACO: Casi siempre que estoy en mis días ando con un saco, porque ajá. La última que me pasó fue que me manché mientras estaba trabajando, pues me puse el suéter en la cintura y me fui a la casa a cambiarme. Ese día por lo menos me llevaron hasta la casa. Aunque, uno se siente raro, que lo ven mucho o qué va a "oler", ¡qué sé yo! Ese día no fue placentero cantar: Llegaste tú. Adriana Lucía.

EL CHORRO: Soy Cristina y en "mis días" me siento en el típico comercial de nosotras: ¡qué te levante todo, menos tu periodo! Siempre tengo que usar: "Buenas noches", porque lo único que he manchado son las sábanas de mi cama, a veces en las noches, sobre todo cuando me levanto a hacer "chichí" siento cómo sí me bajara un montón y me quedo sentada al borde de la cama, cuando me levanto: ¡oh, sorpresa, la mancha! Es super incómodo. Aquí les dejo la pauta publicitaria no paga: para nosotras, Nosotras.

DE BLANCO ¡NO!: A lo que más teme una mujer, es usar ropa clara cuando tiene su periodo (se supone que con oscura disimula la mancha), eso no pasa cuando usas la copa, te sientes libre para ponerte cualquier prenda. Recién le había comprado la copa a Diana y era el segundo día que la usaba, fui a la oficina y cuando me di cuenta, mi pantalón blanco tenía una mancha que me llegaba casi a la rodilla. Llamé a Diana muy asustada a decirle que la copa estaba rota, que eso no servía, me había manchado y estaba en la oficina. Ella fue por mí, me dio un "enterizo" para que me tapara y me llevó hasta la casa. Cuando llegamos, me explicó que la había puesto mal y ya pasado el susto, nos cagamos de la risa. Carolina, vegetariana y ambientalista.

Por Jhoana Gutiérrez Calderón

@espantaparrafos