Depilarse, ¿una norma social?
- Severa Flor
- 15 sept 2020
- 3 Min. de lectura

Ilustración: Camila Tabares
Para saber qué motiva a las mujeres a depilarse realizamos este focus group con diez participantes. La curiosidad nos dejó entrever que esta práctica se convirtió en una especie de norma social (eso, según los testimonios de las entrevistadas). A todas ellas, gracias por tener la gentileza de compartirnos sus diversas y catárticas respuestas ante esta inquietud.
Dejaré qué ustedes decidan en qué se ha convertido el ritual de depilación. Juzguen ustedes queridos lectores.
¿Por qué te depilas?, ¿Cuál es la motivación?
Tatiana: Porque me toca, siento presión. Cuando estoy en mi casa, aislada no me depilo ni el bigote, pero cuando voy al exterior tengo que depilarme, porque si no lo hago y tengo las cejas o el bigote peludos (porque sí, a las mujeres también nos sale bigote), me veo fea. Las piernas odio tenerlas con pelos, la vagina me la depilo cuando voy a ‘tirar’ o cuando me va a llegar la menstruación, es la que más frecuente depilo. Las axilas y las piernas sí es más presión social, no porque quiera.
Carolina: Me depilo porque me gusta, no por belleza o porque me sienta mal. Desde pequeña me fastidiaba sentir que me jalaba los pelos de las piernas al contacto con los jeans o medias. Aunque no me depilo toda la pierna, sí me gusta sentir la piel suavecita. Muchas veces me dejé los pelos crecer en todas partes porque tengo piel delicada y me irritó mucho. Además, con la sudoración excesiva, depilarme me ayuda a estar más cómoda.
Cristina: Por mi novio, porque cuando estoy lejos de él, casi no me depilo; a menos que vaya a usar vestido de baño, shorts o camisetas sin mangas.
Antonia: Porque me toca. Por presión social, porque la que no se afeita es “cochina”. Pero todos sabemos que es una m”#$a. Pica, fastidia y es molesto. Obvio, hasta cierto punto, tampoco dejaría que crecieran más de medio centímetro.
Stephanie: Porque disfruto la sensación de suavidad en la piel, ¡es lo máximo!, además, porque si paso mucho tiempo sin depilarme se me enconan los vellos y es doloroso. Así que, aunque el proceso sea fastidioso, lo hago por el resultado.
Isabel: Resumen cronológico de mi relación con la depilación y el por qué lo hago: De niña quería verme más bonita y pensaba que los vellos en las piernas se veían feos; desde los 11 hasta los 21, lo hice para verme más bonita para los 'manes', por modelos construidos y por costumbre. A los 22 y 25 dije: “malditos machitos opresores”, me voy a dejar las piernas peludas si me da la gana (excepto cuando tengo sexo o cuando uso falda, porque destruir el patriarcado es difícil si uno es muy vanidoso).
Paula: Porque me incomodan los pelos, me estresan. De hecho estoy haciendo un procedimiento láser para quitármelos por completo. Sufro cuando me depilo con cuchilla y hay que dedicar más tiempo, cuidado para no cortarse y lo peor es que a los dos días ya han salido nuevamente, pica, irrita, es horrible y frustrante. Entonces el dolor con el láser lo prefiero porque sé que el resultado va a ser permanente.
Sara: Me depilo por dos principales razones: la primera por higiene, porque entre más vello más mal olor hay, y la segunda, por estética.
María Fernanda: La verdad es que si no voy a salir o a exponer alguna parte de mi cuerpo en donde tenga vellos, no me depilo porque no me incomoda tenerlos, lo que sí incomoda es que la gente los vea porque tienden a mirar con asco, como si ellos no tuvieran.
Camila: A mí me da ‘jartera’ depilarme si no voy a salir. Simplemente me los quito por estética.

Ilustración: Camila Tabares
En conclusión, nos encontramos con un panorama de “vulnerabilidad” impuesta hacía las mujeres por parte de la sociedad para cumplir con los cánones de belleza, piensan que aún estamos en la antigua Grecia donde depilarse era sinónimo de juventud, inocencia y hermosura. Y digo “vulnerabilidad” porque aunque ya no se usan técnicas como la piedra pómez, velas, resina y de más para depilar, algunas formas de depilación actuales siguen siendo dolorosas e incómodas y muchas mujeres seguimos sometiéndonos a ellas para evitar el escarnio público o las miradas juzgadoras ante el crecimiento del vello, como si eso fuese algo anormal.
¿Realmente somos libres a la hora de elegir depilarnos? o tenemos el pensamiento condicionado y lo hemos interiorizado tanto que hasta creemos que realmente tenemos libre albedrío a la hora de decidir si nos mantenemos al ras los pelos o no. Aún me aborda esa duda y creo que no la podré solucionar.
Por Brianna Márquez Cordero
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